Por Gabriel Aybar (Argentina). Comunicador Social y maestrando en ciencia, tecnología e innovación en la Universidad de Río Negro, Argentina. Docente en Instituto Adventista, Santa Rosa, la Pampa.
¿Quién de alguno de nosotros que haya visitado Bariloche, alguna vez, no tuvo el sueño de quedarse a vivir? Cumplir el sueño de muchos, tiene un costo muy alto para la ciudad. Servicios deficientes y colapsados. Contaminación, problemas de tránsito y escasez laboral son algunas de las consecuencias que genera esta situación. Lo más preocupante es que se está afectando el principal patrimonio de la ciudad patagónica: el entorno natural. Un trabajo de planeamiento y desarrollo ambiental sustentable, podría llegar a revertir la situación.
Norberto Rodríguez, investigador y residente de la ciudad, ve con preocupación el deterioro ambiental, la poca planificación y la ineficacia de los políticos para detener esta problemática. El paisaje y la belleza escénica es “el principal atractivo de la ciudad”, por lo tanto, es la principal fuente de ingresos y es necesario preservarla, sostiene el investigador.
En su pesquisa, Rodríguez considera que “el crecimiento urbano no controlado de una ciudad turística de montaña, sin planeamiento acorde a la sustentabilidad de su Patrimonio Paisajístico Natural, genera un impacto negativo para la principal actividad económica de sus habitantes”. Y reflexiona, que el causante de este impacto negativo, en muchas ocasiones podría ser impulsado por un desarrollo inmobiliario descontrolado. Generado por la apropiación desmesurada de espacios naturales con un valor agregado por la belleza escénica.
La escasa planificación en la distribución de los servicios, también genera consecuencias en la calidad de vida de los habitantes. La cooperativa encargada de brindar el servicio eléctrico, posee grandes falencias en la distribución. Además, la CEB (Cooperativa Eléctrica Bariloche) es la encargada de proveer el servicio de cloacas en la ciudad. La planta de tratamiento de efluentes se encuentra en el este de Bariloche. Periódicamente se ve desbordada y vierte fluidos sin tratar al lago generando un alto grado de contaminación. Esta situación ha trascendido en los medios nacionales de comunicación, generando en los habitantes una gran indignación sobre la situación pero sin soluciones a corto plazo. “Materia pendiente de todos los políticos”, declara Rodríguez con un esbozo de resignación. Esta deficiente red cloacal llega a un sector limitado de la ciudad, por el cuál, muchos barrios se ven obligados a realizar tratamientos individuales, generando contaminación en las napas subterráneas.
Rodríguez piensa que para generar un crecimiento adecuado en la ciudad, es necesario descentralizar los servicios. Proyectar servicios acorde a la geografía y a las necesidades de la ciudad. La variedad y evidente diversidad topográfica de la ciudad no debe ser un impedimento o un aspecto negativo para que un desarrollo planificado y sustentable sea posible. Por el contrario, un desarrollo sustentable, una racionalización y un buen aprovechamiento de la geografía resultarían de mayor atractivo turístico.
El investigador explica que es necesario e imperioso regular el negocio inmobiliario. Causante en gran parte del crecimiento desmedido, responsabilidad que le atribuye el investigador. “Los grandes negocios inmobiliarios llegaron para quedarse, generando un desequilibrio territorial y estableciendo las nuevas reglas de juego en la ciudad” declara Rodríguez. Y amplía su afirmación remarcando que “ellos son los que venden el sueño de vivir en la Patagonia, pero omiten que la ciudad está colapsada por el tránsito. Los servicios son deficientes, los empleos son escasos y las propiedades sobrevaloradas”. De esta forma, el autor deja en claro su posición tomada como residente de la ciudad.
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