Por Juan Carlos
Márquez Mora (Chile). Licenciado en Trabajo Social Universidad de los Lagos.
Diplomado internacional en Derechos Humanos y empresas en Fundación Henry
Dunant - América Latina. Actualmente cursa maestría en ciencia, tecnología e
innovación.
Los fenómenos que ocurren al interior de la familia, han utilizado a lo largo de la historia diferentes perspectivas teóricas, tendientes a explicar esos procesos familiares. Manuela Palomar Villena y Esperanza Suarez Soto (1993), se refieren a un nuevo paradigma que trata de explicar los fenómenos desde el “porqué” de determinadas conductas en términos “contextos” y de “las interacciones que se producen entre ellos”. Este enfoque se centra en la importancia que se le brindan a las (Manuela Palomar Villena, 1993)“interacciones interpersonales y al creciente desarrollo de las ideas sobre los sistemas dentro de los cuales se producen estas relaciones”. Ambas autoras señalan que “el modelo sistémico basado en la Teoría de Sistemas de LUDWIG VON BERTALANFFY (1928) incluye para su tratamiento una óptica totalizadora de las relaciones que permiten a los profesionales enfrentarse, gracias a los supuestos teóricos del modelo, a una serie de contradicciones familiares que es preciso conocer para poder ayudar a la familia y que pasarían inadvertidas si no es a través de la metodología sistémica”. Señalan que “…. la metodología sistémica ayuda a descubrir la dinámica familiar y el juego interno de la familia que requieren ayuda”. Estas autoras, expresan que “… los supuestos teóricos del modelo sistémico, que permiten el entendimiento más profundo de la dinámica de las interrelaciones familiares, se relacionan de diversas formas”, con los conceptos y esquemas operativos desarrollados por la cibernética de Norbert Wiener y Arturo Rosenblueth Stearns (1942) teoría General de los Sistemas de Ludwig Von Bertalanffy (1928) y Teoría de la comunicación de los exponentes Paul Watzlawick, Janet Helmick Beavin y Don D. Jackson (1967)
Existe otra investigadora Sandra Iturrieta Olivares (2001),
quien ha investigado sobre las corrientes que se ven involucradas en la
dinámica familiar, identificando diferentes acercamientos teóricos sobre la
familia. En su estudio identifica 3
corrientes teóricas: corrientes interaccionista de ROBERTO F. BALES
(1999), corriente sistémica inspirada en Ludwig Von Bertalanffy (1928) y corriente construccionista de Peter L.
Berger y Thomas Luckmann (1966). Cada una de estas corrientes, se encuentra
constituida por teorías: (Olivares, 2001)“para la corriente
interaccionista: se identifica la teoría Interaccionismo simbólico (Herbert
Blumer, 1938) , teoría del conflicto (Emile Durkheim, 1898) y teoría del
intercambio, propuesta por (1961), Thibaut y Kelley (1959) y Blau (1964), ; para la Teoría General de los Sistemas, sus teorías
corresponden a Teoría del Desarrollo Familiar, teoría de los Sistemas
Familiares de Kerr y Bowen (1988) y
Ecología del Desarrollo humano Urie Bronfenbrenner (1987) ; para la Teoría de
la comunicación se encuentra la teoría
Fenomenológica de Carl Rogers & Maslow (1959) y Construcción
Social de la Realidad de Berger y Luckmann, (1972) y Teoría del
Pensamiento crítico Harvey Siegel(1990) y enfoque de género del psiquiatra
norteamericano Robert Stoller(1964) .
Sin embargo, la que nos merece mayor atención para este estudio es la corriente
de la familia como interacción, la que se centra en que “las personas interactúan unas con otros conformando una red de interacciones que modela la
conducta tanto individual como
colectiva, para el logro de las metas propuestas”. En este aspecto, la autora cita un ejemplo
para graficar dicha corriente “el
padre y/o la madre crean y ponen en práctica, ciertas normas que sus hijos o hijas deben cumplir, lo que implica que él
y/o ella también deben involucrarse en esa acción” por lo tanto, de acuerdo
a esta visión, el padre o la madre deben hacerse responsable de que esa norma se
cumpla, transformándose en el patrón o modelo de interacción ante sus hijos; es
decir, que las familias crean ciertas
pautas con las que se relacionan unos con otros con el fin de lograr las metas que se han propuesto, ya sea
a nivel grupal o en lo que respecta a
cada miembro de la familia. Las
interacciones sociales han sido
calificadas como “Interaccionismo
simbólico, Teoría del conflicto y teoría del intercambio” Respecto a la teoría del Interaccionismo simbólico, constituye uno de
los principales enfoques teóricos que han sido utilizados para el estudio de la familia. Los principios
del interaccionismo simbólico, es que “cada persona se relaciona con otra, a
partir de los símbolos con los que esa
persona interpreta el mundo cotidiano en que vive y también
desde la perspectiva que piensa que las otras personas tienen respecto a ella”. En el ámbito de la identidad y los roles
familiares abordados por el interaccionismo simbólico”, según Gracia y
Musitu, (Enrique Gracia Fuster, 2000) estos
plantean igual que David Cheal (1991) “que el interaccionismo simbólico incorpora
la idea moral de que todos los
miembros de una familia deberían adoptar
una visión idéntica de su situación colectiva”. Asimismo, la idea de la
identidad familiar, se refiere a que “los
miembros del grupo familiar se identifiquen unos con los otros en la
interacción diaria”. Gracia y Musitu
(2000) afirman que respecto “estas
ideas ya se encontraban presentes en el
trabajo pionero de Ernest Burgess (1925), que definía las familias como unidad de personalidades en
interacción”. Este mismo autor, indica que la interacción, que mantiene las
relaciones entre la pareja adulta y
entre padres e hijos, “es lo que
constituye la vida familiar”. Además, las familias desarrollan una “concepción de sí misma que incluye el sentido de responsabilidad que cada miembro de la familia tiene con los otras
responsabilidades que se definen en los roles familiares y la noción de lo que la vida familiar es o debería ser”,
Burgess (1925). Del mismo modo, según Gracia y Musitu (2000) “las personas desarrollan un sentido de
identidad que se deriva en la
interacción que tienen lugar con los
demás en la vida cotidiana, incluyendo la vida familiar, donde los individuos
se comprometen a una identidad familiar “
De acuerdo a lo precedente, los autores Peterson y Rollins (Peterson, 1987) sostienen que “en la interacción familiar se aprenden un complejo conjunto de significados que permiten la comunicación entre los miembros de las familias,
compartir experiencias e involucrar a
dos o más personas en un proceso social especialmente intenso , de esta forma, padres e hijos
tienen la capacidad de compartir
significados comunes y asumir el rol
del otro.“ Paterson y Rollins (1987), manifiestan que “los
padres e hijos con frecuencia
definen mutuamente como otros significativos a personas con quienes
mantienen un vínculo afectivo
intenso y a cuyas expectativas se les asigna especial importancia”. En tal
sentido, para los hijos e hijas, tanto el padre como la madre son
otros significativos puesto que son
quienes mediatizan el mundo con ellos y ellas conviven. Esto quiere decir que
son los padres quienes muestran a sus hijos su entorno, a través de “medios físicos y afectivos, como a través
de la información que les proporcionan”. Así mismo, el interaccionismo
simbólico plantea que es importante ”considerar
a las familias como actores que tienen una considerable capacidad para estructurar su entorno”. Esto quiere
decir que la gran capacidad de interacciones implica la creación de roles “proceso
de improvisar, explorar y juzgar lo que es apropiado sobre la base de la situación
y de las respuestas de los otros
en un momento determinado”.
Sandra Iturrieta Olivares (2001) profundiza sobre la Teoría del conflicto, en
donde señala que Klein y White (David Klein, 1996), plantean que “las personas actúan en su propio interés y que el orden social necesita ser negociado y ritualizado”. Esto quiere
decir que “el conflicto forma parte de la sociedad humana y por ello
deben establecerse normas para su manejo y control”. De
acuerdo a la teoría del conflicto, se pueden diferenciar dos significados para el concepto de
estructura: “La estructura de la
situación: concepto que hace referencia
al conjunto de reglas y normas sociales que organizan una actividad o
un sistema social”. Es decir, la
organización puede hacerse como “una
estructura competitiva, donde el ordenamiento de la situación no permite que todas las parte
interesadas en una meta puedan lograrla”. En tal sentido, “dicha
organización puede ser de cooperación”,
es decir, que todas las partes
contribuyan a alcanzar la meta que se han fijado como grupo; mientras que el
segundo significado de estructura, tiene que ver con la estructura del grupo o
estructura social. De acuerdo a lo formulado por Klein y While (1996), “la estructura del grupo familiar en el
sentido de pertenencia, la edad, la composición de género y la estructura está enfrentado a una situación de
competición o de cooperación. Están relacionados con el grado de conflicto”.
Respecto a la Teoría del intercambio, Gracia y Musitu (2000) manifiestan “la búsqueda del placer, la evitación del
dolor, el cálculo racional de costos y
beneficios, son ideas que caracterizan
las propuestas de la teoría del intercambio”. De acuerdo a Gracia y
Musitu (2000) “la teoría del intercambio,
especialmente en sus Versiones más micro-sociales, asume que las motivación
básica de los individuos es el propio
beneficio. El interés colectivo y el altruismo también derivan y explican por los interese individuales”.
La teoría del intercambio es una teoría
racional en la que “las
percepciones de las personas de las recompensas, costos y el nivel de satisfacción que son capaces de obtener de las situaciones determinan en última
instancia las elecciones “. Es así que la “teoría del intercambio en un
análisis micro-social, plantea que los seres humanos actuamos motivados por los beneficios que podemos obtener de nuestras acciones”.
En definitiva, según Sandra Iturrieta “las
familias como grupos sociales, se
mantienen en el tiempo puesto que
interactúan a través de intercambios”.
Teoría estructural familiar: Analizado ya algunos enfoques teóricos de la familia, es
importante precisar que el presente
estudio se fundamentará principalmente
en el enfoque estructural y como primer
antecedente de este enfoque, es relevante
reflexionar respecto a lo
planteado por Lewis Tomas (1979) “ las cosas vivas tienden a unirse , a
establecer vínculos, a vivir unas dentro de las otras, regresar a ordenamientos anteriores, a coexistir cuando es posible”. Dicho antecedente se
encuentra implícito en el enfoque estructural desarrollado por Jay Haley (Haley, 1980), Jorge Colapinto, Braulio
Montalvo, Harry Aponte, Bernice Rosman
y Salvador Minucchin (Minuchin, 1977), quienes respecto a las
familias señalan que “es el contexto
natural para crecer y para recibir auxilio”; además de ser “un
grupo natural que en el curso del
tiempo ha elaborado pautas de interacción”. En tal sentido, señalan que “estas
interacciones constituyen la estructura
familiar, que a su vez rige el
funcionamiento de los miembros de la familia, define su gama de
conductas y facilita su interacción
recíproca”. Las transacciones repetidas establecen pautas acerca de qué
manera, cuándo y con quién relacionarse, y estas pautas apuntalan el sistema”.
Según Minucchin (1979) “la interacción define quién es quién en una
relación desde el ámbito de las funciones y roles que le competen en cada
subsistema familiar”. En la medida
que las conductas sean repetidas constituirán dichas pautas transaccionales. En este enfoque las
pautas transaccionales que regulan la conducta de la familia, son mantenidas por dos sistemas de coacción: “El primero es genérico e implica las reglas
universales que gobiernan la organización familiar”; es decir, “debe existir una jerarquía de poder en la
que los padres y los hijos poseen niveles de autoridad diferentes. También debe
existir una complementariedad de las funciones”. Es decir, se espera que desde el enfoque
estructural los integrantes del subsistema parental “acepten
la interdependencia y operen como un equipo” Es así, que “cuando existen situaciones de desequilibrio
del sistema, es habitual que los miembros de la familia consideren que los otros
miembros no cumplen con sus obligaciones”. Dentro del enfoque estructural, Desatnik (Eguiluz, 2004) sostiene que la
evaluación de la estructura e interrelación familiar “debe
centrarse, tanto en las pautas transaccionales como en la construcción de la
realidad que se conectan con las
experiencias familiares”. Por su lado Ochoa (Minuchin, Maestría terapia familiar UNAM, 2010-2012) sostiene que es “necesario
tomar como guía una serie de
hipótesis diagnósticas sobre la interacción sistémica entre el contexto familiar toral y
las conductas sintomáticas de los miembros individuales “. Este modelo,
según Desatnik (2004), no se limita
exclusivamente a la familia, “ si no también se han considerado el contexto institucional y el ámbito
psicosocial en los que también se
encuentran interacciones”; para reforzar esta idea Umbarguer (1983), manifiesta
que es necesario “hacer un
enunciado diagnóstico estructural, es
decir, algo acerca de la manera en que
las personas se sitúan frente a
eventuales contactos entre ellas y con otros subsistemas. No necesariamente hay
que refrenarse de hacer conjeturas acerca de los sucesos que uno no puede observar, como son los deseos o
sentimientos íntimos. Lo que sucede es que ese enunciado vuelve ociosas estas
conjeturas en el diseño de planes sobre lo que se habrá de hacer”. En
cuanto a las familias que son
extremadamente desligadas Desatnik
(2004) sostiene que “existe un desproporcionado
sentido de independencia, pocos sentimientos de deslealtad y de pertenencia,
poca disposición para recibir ayuda…” Por otro lado, según
Minucchin & Fischman ( 1984) “aquellas familias en las que
sus miembros tienen una mínima dependencia entre sí, límites muy rígidos, sus mecanismos de apoyo se
activan solo cuando existe un nivel muy
alto de estrés”
De acuerdo a lo anterior, según estudios de Salvador
Minucchin, Berenice Rosman y Lester
Baker (1978) “la tensión entre los padres
se puede medir en el torrente sanguíneo del hijo que los observa”. En términos generales, según el Doctor Carlos
González Salamea (Salamea, 2009) la familia es la Unidad Social y se la considera como una organización social primaria que se caracteriza por sus
vínculos y por las relaciones afectivas que en su interior se dan,
constituyendo un subsistema de la organización Social”. El mismo autor señala
que “los
miembros del grupo familiar cumplen
roles y funciones que son los que
permiten relacionarse con otros
subsistemas externos “. En este mismo postulado Nichols & Everett (1986) señalan que “la familia nuclear o extendida se relaciona
con otros sistemas con los cuales debe interactuar, que afectan su dinámica en forma negativa o positiva”.
Los mismos autores exponen que “la familia
se considera como un sistema integrador
multigeneracional, caracterizado por varios subsistemas de funcionamiento
interno e influido por una variedad de sistemas externos
relacionados”.
El modelo estructural
Minucchin (Minuchin, Familias y Terapia
Familiar, 2004), lo define como “el
conjunto invisible de demandas
funcionales que organizan los modos en
que interactúan los miembros de una
familia”. Aponte y Van Deusen
(1989), concluyen señalando que “ en cualquier interacción del sistema familiar se define quien
o quienes son los miembros que
participan (límites), con o contra quien (alineamientos) y la energía que motiva y activa el sistema (poder)” Por otro lado, (Pichon, 1974), según (Ana Maria del Cueto, 2015) señala
respecto a este modelo, que los miembros
de un grupo familiar son un “conjunto de relaciones internalizadas en
permanente interacción” . Siguiendo en lo mismo, (R.D.Laing, 1976) establece que el
individuo “internaliza “pautas de
relación por medio de operaciones internas, a partir de las cuales
una persona desarrolla una estructura grupal personificada”. El
mismo autor manifiesta que la familia “es una
estructura concebida por la fantasía, que implica un tipo de relación
entre miembros asumido desde una
relación de reciprocidad entre ellos”. Asimismo, (Bion, 1972) desarrolló el supuesto básico
de dependencia, estableciendo que “los
miembros en su iniciación se sienten desprotegidos, desorientados,
impotentes y necesitan que alguien les provea dirección, protección,
orientación. Se sientan las bases para que el grupo se estructure compartiendo desde
un nivel inconsciente, un supuesto
básico de índole emocional: el grupo o supuesto básico de
dependencia”. En tal sentido (Zarzar, 1980), sostiene que existen grupos que se resisten al cambio
y esta resistencia “se opone a los
llamados miedos básicos: el miedo a la pérdida
de las estructuras existentes a
las que los participantes ya están acostumbrados y el miedo al ataque de la nueva situación”. Bion
(1972), señala que “suceden momentos en los que
la estructura responde a un
grupo, que se organiza racionalmente para la tarea, con otros en los que alguna emoción básica compartida predomina y
la estructura responde a algún supuesto básico, no consciente, pero compartida
por los miembros”
La estructura familiar se diferencia y desempeña sus funciones a
través de sus subsistemas. Según Sánchez (2000), se considera un sistema “a la
unión de miembros para desarrollar
funciones, los cuales están formados por género, interés, función”; mientras
que Estrada (1991) considera a la
familia nuclear como la formación de “seres que viven bajo un mismo techo y que
tienen un peso emotivo significativo entre ellos y de los cuales existen tres
Subsistemas”; en cambio para Gracia
y Musitu (2000) el subsistema “es la unión
de integrantes para desarrollar
funciones”. Por lo tanto, “los individuos son subsistemas en el
interior de una familia. Los subsistemas pueden ser formados por generación,
sexo, interés o función. Cada individuo pertenece a diferentes subsistemas en
los que posee diferentes niveles de poder y en los que aprende habilidades
diferenciadas.” Por lo tanto, a
partir de la interrelación de estos subsistemas, se va construyendo una
estructura familiar que le da identidad y singularidad a cada una de las
familias. Asimismo, (Smith, 1995) expresa que “una familia puede
ser analizada como un sistema por que la
conducta de cada miembro de la familia,
afectan a todas las otras personas que pertenecen a ella. Las familias tienen
límites permeables y las familias deben
realizar determinadas labores para sobrevivir”. Por otro lado, Bertalanffy
(1975) señala que en una familia, “los
elementos son interdependientes, las
conductas de los miembros de la familia se influirán mutuamente”. En el
mismo sentido, Cox y Paley (Martha Cox, 1997) señalan que “cualquier miembro de la familia
se encuentra inextricablemente inmerso
en el sistema familiar y no puede
ser totalmente incomprendido independientemente del contexto sistema”
El subsistema conyugal, según Minucchin (1975) se
constituye “cuando dos adultos de sexo
diferente se unen con la intención expresa de constituir una familia”.
Posee tareas o funciones específicas, vitales para el funcionamiento familiar.
Las principales cualidades requeridas para la implementación de sus tareas son “la complementariedad y la acomodación mutua”.
En tal sentido, “deben desarrollar pautas
de complementariedad que permitan a cada esposo ceder sin sentir que se ha dado
por vencido”. El subsistema
conyugal “debe llegar a un límite que lo
proteja de la interferencia de las demandas y necesidades de otros sistemas; en
particular, cuando la familia tiene hijos”; de acuerdo a esto, Margaret
Mead (1928) establece que “ en nuestra sociedad extremadamente móvil, la familia nuclear
puede de hecho encontrarse aislada de los demás
sistemas de apoyo, lo que trae por consiguiente una sobrecarga del
subsistema de los cónyuges, siendo una de las amenazas que ciernen a la familia
occidental”.
El subsistema parental corresponde a las funciones de padre
y madre, transformándose el mismo subsistema conyugal en este otro nivel
funcional, el que debe
diferenciarse para desempeñar las tareas
de socializar un hijo “sin renunciar al mutuo apoyo que
caracterizará al subsistema conyugal”. Según Minucchin (1975) “se debe trazar un límite que permita el
acceso del niño a ambos padres y, al mismo tiempo, que lo excluya de las
relaciones conyugales. El subsistema parental debe adaptarse a los nuevos factores
que actúan en el marco de la socialización.” En este subsistema parental, los
padres comprendan las necesidades del
desarrollo de sus hijos y las reglas que se imponen. El autor refiere que “el
funcionamiento eficaz requiere que los
padres y los hijos acepten el hecho de que el uso diferenciado de autoridad
constituye un ingrediente necesario del subsistema parental. Ello se convierte
en un laboratorio de formación social para los niños, que necesitan saber cómo
negociar en situaciones de poder desigual.”
El subsistema
fraterno corresponde a los hermanos, siendo el primer grupo de iguales en el
cual participa el niño o la niña. . Los hijos en este subsistema se apoyan
entre sí, aprenden unos de otros, elaboran sus propias pautas de
comportamientos. En el enfoque
estructural “las familias amplias, el
subsistema fraterno posee otras divisiones, ya que los hijos más pequeños, que
se mueven aún en las áreas de seguridad, alimentación y guía en el seno de la
familia, se diferencian de los niños mayores que realizan contactos y contratos
con el mundo. Cuando los niños se ponen en contacto con el mundo de sus iguales
extrafamiliares, intentan actuar de acuerdo con las pautas del mundo fraterno”,
es decir, cuando aprenden formas
alternativas de relación, incorporan las nuevas experiencias al mundo fraterno.
Desde el enfoque estructural, “Los límites de un subsistema están constituidos por las reglas que
definen quiénes participan, y de qué manera”. La función de los límites
reside en “proteger la diferenciación del
sistema”. Todo subsistema familiar posee “funciones específicas y plantea demandas específicas a sus miembros”.
En este aspecto, “el desarrollo de las
habilidades interpersonales que se logra en ese subsistema, es afirmado en la
libertad de los subsistemas de la interferencia por parte de otros subsistemas”.
Esto quiere decir, que para que el funcionamiento familiar sea adecuado, “los límites de los subsistemas deben ser
claros: definirse con suficiente precisión como para permitir a los miembros de
los subsistemas el desarrollo de sus funciones sin interferencias indebidas,
pero también deben permitir el contacto entre los miembros del subsistema y los
otros”. La claridad de los límites en el interior de una familia “constituye un parámetro útil para la
evaluación de su funcionamiento”. Según
Iturrieta Sandra (2001) “los límites están directamente
relacionados con los conflictos tanto
intrafamiliares como entre familias y su entorno”. Los límites son “fronteras
tanto entre los componentes de los subsistemas familiares, como entre las familias
y los elementos de su ambiente”.
“Los limites definen el sistema familiar y representan el punto de contacto con su entorno”. Iturrieta Sandra (2001) señala que “de acuerdo a la permeabilidad, los límites
de los sistemas familiares pueden considerarse como abiertos puesto que todas las familias tienen un cierto grado de intercambio con su
entorno”. De acuerdo al grado de permeabilidad, los límites pueden ser rígidos, flexibles, difusos y
claros “la característica de los
límites serán de vital importancia al
momento de analizar los conflictos
familiares”.
Las Jerarquías son definidas por Dasatnik (2004) como “las posiciones que ocupan los distintos miembros de la familia con relación al ordenamiento
jerárquico dentro del sistema y marca la
subordinación o supra-ordinación de un
miembro respecto a otro”. Es así que, la función
del poder y su estructuras familiares, “orilla a una diferenciación de los roles de padres e hijos como
fronteras entre generaciones”. Según Iturrieta Sandra (2004), “los subsistemas están jerárquicamente organizados, es decir, están inmersos en el sistema más amplio,
como lo es la comunidad en que
viven las familias”. El concepto
Jerarquía “se refiere a la ordenación que existe al interior de las familias y en
la sociedad”. Por su parte Arthur Koestler (1979) creó la palabra
Holón que evoca el todo (holo) y una
partícula o parte (on) para designar aquellas
“entidades de rostro
doble en los niveles intermedios de cualquier jerarquía” En este mismo
aspecto, pero desde la perspectiva del género (Kaufman, 1990) establece que “la perspectiva de género ilustra la construcción social de las familias y de las relaciones
entre hombres y mujeres”. Así mismo, (David Klein, Introducción a
las teorías de familia, 1996) señalan que “La socialización al interior de las
familias ha fomentado la división sexual del trabajo”. Siguiendo la misma
línea de la jerarquía basada en el género
Berk (1985) o Ferree (1990) establecen que “las
familias constituyen el principal
componente en la producción de las
relaciones de género y en la
división sexual del trabajo y que la
ideología familiar se utiliza para realizar
y legitimar llamamientos al
sacrificio de las mujeres”. Del mismo modo (Myra, 1990) Myra Ferre (1990) señala que
desde “la perspectiva teórica, se propone que el estudio de la experiencia del género
en el contexto familiar, no debe limitarse a la conducta
dentro del hogar.”
Las Alianzas según Desatnik (2004) “Designan una afinidad positiva entre dos unidades de un sistema que hace referencia a la percepción o
experiencia de dos o más personas unidas en una empresa, interés, actitud o
conjunto de calores en común”
Las coaliciones se establecen cuando una alianza se sitúa
en oposición a otra parte del sistema, generalmente es oculta e involucra a
personas de distintas generaciones aliadas contra un tercero. La oposición contra otro integrante del sistema puede
expresarse a través del conflicto, la exclusión.
Los triángulos según Desatnik (2004) “Tienen como función equilibrar
la relación de varios miembros que pueden
tener relaciones conflictivas. En
tal sentido, una unidad de dos se
estabiliza y confiere sentido a su actividad como referencia a un tercero”
En el enfoque estructural, se precisa que cuando una familia se encuentra sometida a presión
interna originada en la evolución de sus propios miembros y subsistemas y a la
presión exterior originada en los requerimientos para acomodarse a las
instituciones sociales significativas que influyen sobre los miembros
familiares, “ La respuesta a estos requerimientos, tanto internos como
externos, exige una transformación constante de la posición de los miembros de
la familia en sus relaciones mutuas, para que puedan crecer mientras el sistema
familiar conserva su continuidad”. En este proceso de cambio y de continuidad
las dificultades para acomodarse a las nuevas situaciones son inevitables “Los
procesos transicionales de adaptación a nuevas situaciones, en los que la falta
de diferenciación y la angustia que caracteriza a todos los nuevos procesos,
pueden ser considerados erróneamente
como patológicos”. Sin embargo, “el enfoque de la familia como un sistema
social en transformación esclarece la naturaleza transicional de determinados procesos
familiares”. Requiere una exploración “de la situación cambiante de la familia
y sus miembros y de sus dificultades de acomodación”.
En el mismo sentido, Jesús Rojas
Arredondo y Pep Vivas i Elias (2009) en el
texto Dinámica de los grupos, resumen los elementos que conforman los procesos estructurales, indicando que existen
dos dimensiones o categorías. Según Cartwright y Zander (1971); Blanco y
Fernández-Ríos (1985); Marín y Garrido (2003) La primera de estas dimensiones se
refiere a “los procesos más bien
estáticos, que si bien es cierto surgen una vez que el grupo se ha conformado y
le dan vida, también es verdad que se orientan en una dirección que explica al
grupo de una forma simple; en otras palabras: son procesos elementales, básicos
y que otorgan cierta estabilidad”. En este sentido, son aquellos elementos
que, en palabras de Jiménez Burillo (1981), “definen
el conjunto de regularidades pautadas en un grupo y que se mantienen sin muchos
cambios por un determinado tiempo”. La estructura física o algunas
características de las personas que forman un grupo podrían ilustrar esta
dimensión. En cambio, la otra dimensión a la que haremos referencia “considera un paso más en el proceso grupal,
ya que define un tono más dinámico en el grupo.” Sherif
y Sherif (1956) en el texto (Pep Vivas i Elias, 2009) indica que la estructura
se refiere a “aquellas características
singulares que surgen en el lapso de las interacciones que llevan a cabo las
personas y a las normas que regulan las relaciones recíprocas". Es así
que dicha desigualdad comienza a
establecer “los fundamentos a partir de
los que se podrá conformar la estructura”. En realidad la estructura “no es
un mero conjunto de pautas de relación entre unidades distintas, pautas
que se hallan separadas entre sí, si bien mantienen algún tipo de vinculación
recíproca”. La estructura “consiste en una pauta organizacional
integrada, que refleja la totalidad de las partes separadas que radican en cada
individuo miembro."
M. E. Shaw (1976) y Herder (1979) concluyen que “…la
estructura hace referencia a la pautas
de relaciones existentes entre las distintas posiciones que ocupan las personas
dentro de un mismo grupo social“. Es a partir de la idea de "posición que toma una persona"
como aparecen conceptos tales como rol, estatus y cohesión.
De acuerdo a Del Cueto Ana María y Fernández Ana María, la
palabra rol proviene “del
francés Role que tiene a su vez
un origen latino “rotulus”, Estos
términos se refieren a un papel “ Rollo”. Desde la teoría del rol, específicamente de la
óptica de la sociología funcionalista, se ha desarrollado en función
del concepto de “posición”. Por su parte, Hare (1962) señala que rol “se relaciona con el conjunto o pauta de comportamientos
que se esperan de alguien que se vincula con una determinada posición dentro de
un grupo.”
“Se refiere al conjunto de
expectativas que comparten los miembros
en relación con el comportamiento de una persona que ocupa una
determinada posición.” "el rol da
cuenta de cualquier conjunto de conductas y comportamientos que una persona
exhibe de modo característico dentro de un grupo. El rol es aquella pauta de comportamientos esperados
de alguien que ocupa una posición determinada dentro del grupo. Confirma o no
las expectativas que se tienen al respecto.” “El rol
consiste en una serie de acciones específicas, diferentes y
estrechamente vinculadas a cada rol que interpretamos”. “Cumplir un rol supone
comportarse y asumirlo según los patrones, las pautas o las normas determinadas
y asociadas exclusivamente a él.” En el análisis de Larossa y Reitzes
(1993) “los roles son normas
compartidas aplicadas a los ocupantes de
posiciones sociales”. Según Tuner (1970) “Los roles constituyen sistemas de significado que capacitan a los
ocupantes del rol y a otros con los que
se interactúan para anticipar
conductas futuras y mantener la regularidad en las interrelaciones
sociales”. Estos autores también
plantean que a las normas
asociadas con el rol parental, se
establecen mandatos referidos a “lo que las personas deberían conocer acerca de la conducta parental; las habilidades que son necesarias para desempeñar el rol parental; las motivaciones que se deberían tener ante ese rol y la extensión, dirección
y duración que se deberá dar al rol
parental.” También, de acuerdo a
estos autores, los roles son flexibles “puesto
que pueden construirse diversas
identidades en un mismo rol. Ello da origen a dos Conceptos: Asunción de
roles y creación de roles”, en este aspecto, según Tuner (1962) “la asunción de roles permite a
una persona identificar las regularidades que unen a los ocupantes de un rol y
alinear su conductas de rol con los
significados del rol mantenidos por
otros”. De esta forma, Gracia y
Musitu (2000) una persona puede ponerse
en lugar del otro y “actuar de acuerdo con las expectativas asociadas al desempeño de ese
rol” y por otro lado la creación de roles
se refiere a “la práctica de crear
y modificar roles para hacerlos más explícitos”. Por su parte, (Anzieu, 1978), A.M. Rocheblave-Spenlé
(1962) propuso la definición más general
y más reciente de rol “modelo organizado
de conductas. Relativo a una determinada
posición del individuo en un conjunto
interaccional”. A nivel sociológico, según Linton (1945) “la posición que ocupa un determinado individuo en un sistema
social definido constituye su
status en relación con ese sistema”.
Por su parte, Benne y Sheats (1948)
elaboraron una hoja de análisis que diferencie de manera operacional los roles,
distinguiendo “Roles centrados en la
tarea, roles de conservación de la
cohesión y roles relacionados con la
búsqueda de la satisfacción de las necesidades individuales “.Asimismo,
Pichón Riviere, sostiene que “el grupo se
estructura sobre la base del interjuego de mecanismos de asunción y adjudicación de
roles”. Por su parte, quien más ha utilizado el concepto de rol es George
Mead en su libro “Espiritu, Persona y
Sociedad”, estableciéndolo un
estudio de las relaciones
interpersonales, los vínculos sociales.
La cohesión se refiere a la fuerza o sentimiento que obliga a no abandonar el
grupo. En otras palabras, según Vivas, Rojas y Torras (2009) “es la atracción o sentido de pertenencia que
tiene el grupo atrapando a las personas que forman parte de él “. Por otro
lado Festinger (1954), señala que “El
concepto de cohesión parte de la idea de
que es aquella fuerza que obliga a no abandonar al grupo y a continuar adherido
a él”. En otras palabras, es el atractivo que emana del grupo, su brillo y
lo que atrae y hechiza a las personas que lo conforman. Esta visión relaciona de
forma muy estrecha cohesión con atracción interpersonal. Vivas, Rojas y Torras (2009) señalan que “a mayor interacción, más comunicación. Más
aceptación de las normas. Más
productividad, a menos que la norma del grupo sea la de no productividad. Más satisfacción, pues hay menos conflicto y
mayor resistencia a la presión exterior.” Los autores expresan que “La cohesión
se puede medir desde cinco enfoques diferentes: Atracción interpersonal
entre los miembros. Evaluación del grupo
como un todo. Se califica al grupo como tal,
Identificación con el grupo. Sentido de pertenencia, involucración e
interés, deseo expreso de permanencia.
El grado de permanencia, Índices
compuestos.” Asimismo, refieren que “La identidad es el resultado de un proceso
de categorización y comparación social. “
Vivas, Rojas y Torras (2009) indican que “las normas son pautas de comportamiento. Son patrones o
expectativas de actuación compartidas en mayor o menor medida por los
componentes de un grupo que prescriben el comportamiento apropiado y correcto
en situaciones sociales concretas. Así, las normas proporcionan la base para predecir ciertos
comportamientos y acciones sociales.” Es así que “Las
normas como reglas de comportamiento y acción también definen obligaciones así
como derechos, esto es, explican por qué podemos ser sancionados o premiados.”
Asimismo, señalan que "para que la
máquina social funcione es imprescindible que cada una de sus partes se
relacione, se acople y se conecte con el resto siguiendo un plan de ejecución”.
Canto (2002), indica que una de las características esenciales de las normas "es su carácter compartido, razón por
la cual su proceso de comunicación o transmisión es muy importante”. En
definitiva, según Martín-Baró (1991) “…la
estructura de un grupo sería la consecuencia de un proceso meramente
interpersonal y en el interior de un grupo, dependiendo sólo del carácter de
las personas involucradas y de las fuerzas que puedan llegar a generarse en
dichas relaciones"
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Super artykuł. Pozdrawiam serdecznie.
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