Por Juan Carlos
Márquez Mora (Chile). Licenciado en Trabajo Social Universidad de los Lagos.
Diplomado internacional en Derechos Humanos y empresas en Fundación Henry
Dunant - América Latina. Actualmente cursa maestría en ciencia, tecnología e
innovación.
Retrato a la historiadora María Andrea Nicoletti
Profesora en Historia Universidad Católica Argentina, (1986) y Doctora
en Historia de América en la Universidad Complutense de Madrid, (1988)
Era sábado 08 de Abril del
2017. A las 11:35 horas ingresa a la Universidad Nacional de Rio Negro (UNRN) en
Bariloche la doctora en historia colonial María Andrea Nicoletti. Había
avanzado tres pisos en la sede Andina,
subiendo un total de 30 peldaños.
Sin maquillaje, viste
sencillo: jeans, campera negra con cuello de piel y zapatillas plomas. Su rosto
denota cansancio y tristeza; ojos brillantes y vivaces. Sorprendida y alegre saluda al
doctor paleontólogo Leonardo Salgado presente en la UNRN “nos conocimos en la
provincia de Buenos Aires, en un campamento de la acción católica en los años
1977” recuerda Salgado. Estas jornadas probablemente
fueron las que inspiraron a Nicoletti en
su afán por investigar la historia religiosa. Nunca abandonó sus cercanías con
la iglesia católica.
Sus investigaciones
también la conectaron con Chile. Desde el año 2010 dirige un grupo de
historiadores binacionales, legado de su
fallecido esposo el investigador Pedro
Navarro Floria.
Hay silencio en la sala,
casi no se escucha el bullicio de los turistas caminando por calle Mitre, ni el
alboroto por los chocolates de pascua de resurrección, tampoco se escuchan los
rezos de la misa de la catedral ni el ladrido de los perros. Estamos solos: los
alumnos de la maestría de ciencia, tecnología e innovación junto a la historiadora
Nicoletti, mirándonos fijo.
Se quita la campera y
deja expuesto su cuerpo frágil: chaleco rojo y un par de lentes colgando desde
su cuello. Estatura baja.
Sus pies casi flotan por
el piso y de vez en cuando la punta del calzado resbala por la madera, chocando
el taco con el fierro de la silla. Mira
algo preocupada y con incertidumbre, mecánicamente toma agua. Observa
con detención a la entrevistadora Ana María Vara. Se toca el cabello con
delicadeza, cruza los brazos y de vez en cuando mira hacia el horizonte con una
mirada perdida. Al fondo, la luz de la
ventana le ilumina su mejilla. Vara, la entrevistadora, sonríe. Nicoletti, mueve rápidamente los ojos. Escucha con
detención la introducción a la entrevista. Se acomoda, se muerde los labios y trasmite que ya se encuentra
preparada para responder. Mueve los dedos de sus manos como pianista
preparándose para un gran concierto.
Estudiaste en la Universidad Católica. ¿Por qué historia?
Lo que a mí más me llama
la atención de la historia es la actualidad. Se despierta la vocación del
historiador cuando hay algo del presente que nos preocupa, no del pasado.
Entonces vamos al pasado en busca de
respuestas. Es una profesión muy actual, porque las preguntas que parecieran tener
una explicación en un pasado muy remoto,
tienen respuestas muy actuales. Por eso me hice historiadora.
Lo que ocurre es que
Nicoletti estudió en tiempos difíciles, en plena dictadura militar, a lo que se
une su activa participación en actividades sociales. Entonces, sus propios
padres sentían temor que durante esos
tiempos de represión ella pudiera ser víctima de violación a los derechos
humanos.
Terminado el verano de
1963 algo sucedía en el hogar de los Nicoletti. Aún quedaban rayos de sol en el
gran Buenos Aires. Ese 24 de marzo fue
el día en que María Andrea se encontró
con la vida y entre llantos y sonrisas recibió los abrazos y besos de sus
padres, un matrimonio de fe y valores cristianos. Entonces, desde la más temprana infancia los
progenitores cuidaron a María Andrea con el afecto y protección de una familia tradicional
Argentina.
Sus padres fueron los
promotores para que la historiadora ingresara a estudiar a la Universidad
Católica, casa de estudios que por
aquellos años no le acomodaba “Ingresé a estudiar con muchos disgusto, muy
enojada, pero mis padres trataron de
resguardarme y cuidarme”
¿Cómo fueron tus años
de estudiante?
Le debo mucho a la
Universidad Católica, hay muchas cosas en pro y muchas cosas en contra. En la Católica
teníamos los mismos profesores que en la universidad de Buenos Aires (UBA).
Existían más materias humanistas: estudie cinco años de teología, tres años de
latín, geografía, filosofía. Me sirvió muchísimo. Le debo una excelente
formación humanista. Lo mejor fue que encontré a mi marido.
En esta facultad conoce
al historiador Navarro Floria. Ambos
sentían una gran vocación y compromiso social, eran activos detractores de la
dictadura y con militancia política definida. Navarro era el único varón de esa
promoción y termina siendo el amor de Nicoletti
con quien emprende un largo caminar: Ella se siente una ganadora por esa
conquista, es probablemente el primer tesoro que encuentra.
A lo largo de esta
entrevista aparecen los distintos tesoros encontrados por Nicoletti: la conquista amorosa al único
varón de su promoción. El descubrimiento en el museo de India de las memorias
perdidas de Manuel Belgrano. El hallazgo sobre la fundación de la capilla de
San Carlos de Bariloche la que no fue fundada por religiosos sino que por la
alta aristocracia. La revelación histórica sobre la virgen patrona de Bariloche
en donde da cuenta que dicha imagen no corresponde a la esfinge real. La
creación de un grupo de investigación binacional con Chile por parte de su
esposo, instancia que actualmente dirige.
¿Por qué estudiaste un post grado?
En esos momentos no había
doctorados estructurados en Argentina. Para realizar el doctorado pensamos en
España. Decidimos hacerlo en historia de América. Ver a América desde
España fue una excelente decisión para nuestro oficio de historiador.
Se declara
“colonialista” ya que de ahí vienen “todas nuestras virtudes y todos nuestros
defectos”.
En su relato pareciera
dibujar a los españoles ingresando por el océano Atlántico o cruzando la
cordillera de los Andes. Nicoletti sabe que muchas explicaciones las puede
encontrar en la colonia española: navega por ese mundo de conquistadores, los
conoce, sabe de sus historias, sus aportes y sus crímenes. A veces da la sensación de que ella viajó con
los primeros españoles y que observó en directo los hechos que narra.
.
Respecto a la historia
colonial, ¿Cómo accedes a los archivos?
En Argentina y américa
latina es difícil. En España tenés el
archivo de indias en donde todo está concentrado. Ahí trabajamos seis meses
durante el año 1988, cuando recién comenzaba a preocupar el tema de la
digitalización de los archivos, ya se
hablaba de la conservación del papel. Había un repositorio, que nos encantaba; se llamaba “Indiferente General” en donde
encontramos la memoria perdida de Manuel Belgrano de la época de cuando era
secretario del consulado.
La historiadora junto a
su esposo permanecían largos periodos en el museo de India descubriendo y
descifrando documentos originales de la Colonia, analizando los mapas y las
rutas de los conquistadores. Durante estas jornadas Nicoletti podía observar a
otros investigadores que buscaban tesoros materiales para rescatar desde los
galeones españoles hundidos en el Atlántico o en el Pacifico, pero esos eran
otros tesoros, los de la historiadora estaban en el papel: en las aventuras, en los Cabildos, en las cedulas reales, en las encomiendas, en los conflictos con los indígenas, en los Virreinatos,
en los religiosos y en los santos. Esos eran los tesoros de Nicoletti.
¿Por qué te dedicas a investigaciones de tipo religiosa?
Bueno. Esto no tiene
nada que ver con mi tesis doctoral, la que fue sobre los grupos de poder en el Cabildo
de Buenos Aires en la época de la colonia. Nicoletti disfruta visitando los conventos porque en sus muros
está parte de la historia de la Argentina. A cada instante trata de
conquistar y descubrir cada pasaje de esos conquistadores que llegaron a
nuestra América junto a los jesuitas, salesianos y franciscanos a evangelizar,
pero también a escribir la historia.
A lo largo de la
entrevista, la religiosidad le brota desde los poros, a ratos impresiona monja
de monasterio, casi predicando con un lenguaje académico. Es que realmente la
doctora Nicoletti es una persona de fe, que concurre a misa, comulga y participa
activamente en la pastoral católica. Es feligrés conocida en la comunidad
cristiana, amada por muchos y odiada por
otros cuantos. ¿Y cómo no?. Si Nicoletti en una de sus investigaciones echó por
tierra la historia de la Virgen del Lago Nahuel Huapi, patrona de San Carlos de Bariloche. Esto le ha
provocado incluso enfrentamientos y provocaciones desde el mismo pulpito.
¿Encontraron mucha diferencia cuando
regresaron a la Argentina?
Volvimos en el año 1989. Cuando estaba por aterrizar el
avión, nos entregaron los diarios y Pedro al leer el titular me dijo “decirle
al piloto que pegue la vuelta”. No queríamos vivir en Buenos Aires y comenzamos
a presentar curriculum por distintos lugares, pero era difícil instalarse al
interior de la Argentina con un
doctorado porque eran escasos los profesionales que lograban cursar un grado académico en el extranjero.
Cuéntame tu experiencia en la
Patagonia
Ingresé a la
subsecretaria de cultura de la provincia de Neuquén y Pedro en el museo de
panteología con Salgado. Ahí conformamos el centro de estudios patagónicos.
La sede de trabajo de la
historiadora en Neuquén fue en el equipo
de educación “yo ya estaba trabajando con religiosos en la Patagonia. Así que
desarrollé mucho trabajo en la historia de la educación”
Nicoletti señala que el
historiador se enamora de su oficio y que incluso pasa a ser parte de la vida
cotidiana. Según Sigmund Freud “las
emociones enterradas en la superficie subconsciente suben a la superficie
consciente durante los sueños. Recordar fragmentos de los sueños pueden ayudar
a destapar las emociones y los recuerdos enterrados”. En tal sentido, Nicoletti es una soñadora que desentierra los
misterios y tesoros del pasado “Ayer
soné que iba en carreta”, nos cuenta. Entonces, a través de los sueños, la
entrevistada retrocede al pasado y
utiliza sus sueños como la máquina del tiempo para conocer en persona los
sucesos que después prasma en sus libros.
Cómo surge la idea de escribir sobre
la Patagonia?
Cuando comenzamos a
trabajar en la Patagonia, en los pocos textos nacionales o regionales que existían,
los indígenas casi desaparecían en el primer capítulo. Entonces no habían
participado en la guerra de la independencia, estaban arqueologizados. Por eso
surgió el libro “Los que llegaron primero”
y después hicimos historia de “Neuquén y Rio Negro”. La primera historia
de divulgación de la Patagonia la hizo Pedro, después hicimos otro libro reescribiendo esa primera historia de la
Patagonia. Ese libro que escribimos juntos todavía no se edita, todavía está
inédito. Después hicimos “El gran libro de Rio Negro”. Así que nos dedicamos
mucho a la divulgación, porque ese es un compromiso social.
¿Cómo surge la experiencia con
historiadores de Chile?
En el año 94 fue la
primera vez que Pedro viajó a Chile a contactar historiadores para los talleres
binacionales, incluso su primer libro se editó en Temuco, el que se titula “Ciencias
y política de la región patagónica de la época colonial”. A partir de esa
experiencia los lazos con Chile se intensifican. “Incluso en el 2010, antes que falleciera le dieron un premio por
las relaciones con Chile”. Las actividades binacionales las continua
desarrollando Nicoletti, lo que se ha visto fortalecido con los convenios que la UNRN tiene
con la Universidad de Temuco, Universidad de los Lagos, Universidad
Austral, Universidad Católica de Santiago “hemos forjado una linda red de
historiadores que nos juntamos cada dos años en Chile o en Argentina.”
¿Existe una asociación o vínculo religioso entre Chile y Argentina que
supere el sentido nacional?
Yo creo que si existe un
vínculo porque es un nivel de análisis histórico que va más allá de las
coyunturas. Considera que Chile y Argentina emprenden acciones comunes y en
conjunto para lograr la independencia de ambas naciones. Clasifica algunos hitos como de largo plazo los que denomina
“cárceles de larga duración “y que estarían representados por ideas, por sentimientos que generan movimiento social y por
la religión. Estos conceptos, según la historiadora, son casi imperceptibles y solo es posible conocerlos a lo largo de los
siglos “desde una perspectiva secular”. Por lo tanto, de acuerdo a este
análisis las religiones pertenecen a esas largas duraciones.
Para Nicoletti no
existen las fronteras territoriales ni las barreras intelectuales. Por eso se
siente orgullosa del grupo binacional que dirige, el que le fue heredado por su
amado Pedro, el historiador que publicó su primer libro justamente en Chile,
allá en la Universidad de la Frontera. La misma tierra que vio nacer al poeta
Pablo Neruda, premio Nobel de literatura, quien fue un fuerte defensor de la
cultura latinoamericana y de la unidad bolivariana.
Cuando se construya tu historia. ¿Cómo crees que te
van a definir?
Me daría pena que los demás
por ver mis huellas pierdan el
horizonte. Lo importante es hacer la propia experiencia. Que lo que uno hace
sea disparador, que ayude a pensar. Yo, soy una más del grupo de historiadores que tenemos. No se
puede construir solo: siempre es con un grupo, con otros, con otras ciencias,
con otros científicos, con una comunidad
que te estimula, que te ayuda. Después mis libros podrán pasar al mostrador de
libros usados. Lo que más me preocupa es despertar preguntas en otros. Que lo
que yo diga o lo que yo haga despierte
curiosidad de saber. Si yo lograra eso con una sola persona, sería feliz. Con eso mi vocación está
plenamente cumplida.
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